viernes, 17 de febrero de 2012

MARCADORES TUMORALES.




Historia de los marcadores tumorales
El primer marcador tumoral moderno usado para detectar el cáncer fue la gonadotropina coriónica humana (HCG), la sustancia que los médicos observan en las pruebas de embarazo. A las mujeres cuyos embarazos concluyeron, pero que continúan teniendo su útero dilatado, se les realiza la prueba para detectar la presencia de HCG. Un nivel alto de HCG en la sangre puede que indique la presencia de un cáncer de la placenta llamado neoplasia trofoblástica del embarazo (GTD, por sus siglas en inglés). Este cáncer continúa produciendo HCG. Algunos tumores cancerosos de los testículos y de los ovarios se asemejan a la GTD, ya que se originan de células reproductoras llamadas células germinales. Estos tumores cancerosos también producen el marcador HCG, el cual se usa en el diagnóstico y seguimiento de la respuesta al tratamiento.
La esperanza de las investigaciones sobre los marcadores tumorales en algún momento consistió en poder detectar todos los tumores cancerosos con un solo análisis de sangre. Tanto la neoplasia trofoblástica del embarazo (GTD), como los tumores de células germinales de los ovarios y de los testículos, son tumores cancerosos muy poco comunes como para realizar las pruebas en todas las personas. Sin embargo, los tumores cancerosos del colon, del seno y del pulmón son más comunes. Así, un simple análisis de sangre, que podría detectar estos tumores cancerosos en sus etapas iniciales, podría evitar la muerte de millones de personas. Muchos científicos comenzaron a trabajar hacia esta meta.
El primer éxito en desarrollar una prueba sanguínea para el cáncer común fue en 1965, cuando el antígeno carcinoembrionario (CEA) fue detectado en la sangre de algunos pacientes con cáncer de colon.  Para finales de los años 70 se habían creado varias pruebas de sangre para distintos tipos de cáncer. A menudo se asignaron identificadores numéricos a los nuevos marcadores: CA 19-9 para el cáncer colorrectal y del páncreas, CA15-3 para el cáncer del seno y CA 125 para el cáncer de los ovarios. Muchos otros fueron también descubiertos, pero al no mostrar una ventaja sobre los que ya se habían descubierto, no fueron estudiados más detalladamente.
Desgraciadamente, ninguno de estos marcadores, incluido el antígeno carcinoembrionario (CEA), llegó a la meta original de descubrir el cáncer en una etapa inicial. Casi todas las personas tienen una pequeña cantidad de estos marcadores en su sangre, y es muy difícil detectar tumores cancerosos en etapa inicial mediante el uso de estas pruebas. Los niveles de estos marcadores se elevan considerablemente sólo cuando hay presente una cantidad significativa de cáncer. Algunas personas con cáncer simplemente nunca presentan niveles elevados de estos marcadores. Incluso cuando los niveles de estos marcadores son elevados, no son lo suficientemente específicos. Por ejemplo, a menudo los pacientes con cáncer del pulmón o del seno pueden tener CEA elevado, aunque este marcador fue primero descubierto en personas con cáncer del colon. El CA 125 puede ser elevado en mujeres con condiciones ginecológicas distintas del cáncer ovárico. Debido a esto, los marcadores son principalmente usados en pacientes que ya hayan sido diagnosticados con cáncer para seguir su respuesta al tratamiento o para detectar el regreso del cáncer tras el tratamiento.

El único marcador tumoral que actualmente permite a los médicos detectar tempranamente la enfermedad y que es usado en las pruebas de detección es la prueba con el antígeno prostático específico (PSA). Fue descubierto aproximadamente en el mismo tiempo que los demás, pero su uso se ha diseminado para la detección desde principios de los años 90 debido a que ofrece algunas ventajas sobre los otros. Primero, está hecho solamente de células de la próstata, por lo que un incremento en el PSA es justamente específico a un problema de la próstata. Y el nivel de PSA normalmente se incrementa incluso en los cánceres en etapa inicial, por lo que la mayoría de los cánceres de la próstata pueden detectarse en una etapa temprana, cuando son más propensos a ser curables. No obstante, la prueba no es perfecta. Puede que algunos hombres presenten niveles elevados de PSA debido a otras condiciones de la próstata (o cáncer de la próstata que nunca requeriría tratamiento), así como puede que algunos hombres con cáncer de la próstata no presenten niveles elevados de PSA. Debido a esto, los médicos y las organizaciones médicas no coinciden sobe si todos los hombres deberían ser sometidos a prueba.
En años recientes, se han descubierto muchos otros marcadores tumorales que están siendo actualmente estudiados. Algunos de éstos son distintos a los marcadores tradicionales que consisten de proteínas detectadas en la sangre.



DEFINICION
Se consideran marcadores tumorales todas las sustancias producidas o inducidas por la célula neoplásica que reflejen su crecimiento y/o actividad y que permitan conocer la presencia, la evolución o la respuesta terapéutica de un tumor maligno. La mayoría de los marcadores tumorales no son específicos de un tumor. Con frecuencia, los falsos positivos de los marcadores tumorales están asociados a enfermedades de los tejidos donde son sintetizados, catabolizados y/o eliminados. La sensibilidad de los marcadores tumorales varía en relación con el estadio tumoral: suele ser baja en los estadios iniciales, y elevada en los estadios más avanzados. Estos datos sugieren que la mayoría de los marcadores tumorales no son excesivamente útiles en el diagnóstico, pero sí en el pronóstico, diagnóstico precoz de recidiva y control evolutivo de un tumor. Para discriminar si una elevación sérica de un marcador tumoral se debe a una enfermedad benigna o maligna, se utilizan dos criterios: concentración del marcador tumoral y control evolutivo. Los incrementos séricos de la mayoría de los marcadores tumorales en ausencia de neoplasia suelen ser moderados, muy inferiores a los hallados en pacientes con metástasis. El segundo criterio considera que si el marcador tumoral es producido por las células neoplásicas, las concentraciones séricas se incrementarán como consecuencia del crecimiento tumoral. Si se realizan 2 o 3 determinaciones seriadas con un intervalo superior a la semivida del marcador tumoral, puede discernirse si es de origen tumoral (incremento continuo) o no tumoral (estabilización). Los principales marcadores tumorales empleados en la actualidad se y se describen a continuación.
CALCITONINA: La calcitonina es una hormona proteica, de peso molecular 3,6 kD, producida por las células parafoliculares (células C) del tiroides, que interviene en la regulación de los niveles sanguíneos de calcio. Se consideran normales los valores inferiores a 27 ng/ml en varones y de 17 ng/ml en mujeres, aunque varían notablemente según el procedimiento empleado. En la mayoría de los carcinomas medulares (90 %) hay hipersecreción de calcitonina. La sensibilidad de este marcador tumoral puede incrementarse mediante la estimulación de la secreción de calcitonina con la administración de calcio, la inyección de pentagastrina o de ambos, obteniéndose una respuesta muy supe rior en los pacientes con cáncer medular de tiroides o con lesiones premalignas. La determinación de calcitonina tras estimulación permite el diagnóstico precoz del cáncer medular de tiroides en familiares de pacientes afectos por este tumor. Hay que tener presente que también pueden hallarse incrementos de calcitonina en la insuficiencia renal, el síndrome de Zollinger-Ellison, el síndrome carcinoide y algunas neoplasias pulmonares, principalmente en carcinomas escamosos y de células pequeñas. Un criterio discriminativo entre el carcinoma medular y estas entidades suele ser la respuesta a la estimulación, muy inferior en estas últimas. El CEA es otro marcador tumoral propuesto en los carcinomas medulares, con niveles elevados en el 60-70 % de los pacientes y considerado un signo de mal pronóstico.
TIROGLOBULINA: La tiroglobulina es una glucoproteína de 660 kD sintetizada por el retículo endoplásmico rugoso de las células foliculares del tiroides y regulada por la TSH. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 27 ng/ml, si bien existen grandes variaciones según el método empleado para su determinación. Pueden hallarse niveles superiores en mujeres durante el último trimestre de gestación. Un problema que plantea el empleo de tiroglobulina es la existencia de autoanticuerpos antitiroglobulina en el 15 % de los pacientes con carcinoma de tiroides, que pueden originar resultados falsamente negativos. La mayoría de los pacientes con neoplasias foliculares y papilares tienen concentraciones elevadas de tiroglobulina (excluyendo los tumores anaplásicos). Pueden detectarse incrementos de tiroglobulina en otros tumores malignos que infiltren el tiroides, si bien las concentraciones suelen ser menores. La tiroglobulina no es útil en el diagnóstico diferencial de otra afección tiroidea, ya que se detectan incrementos en enfermedades benignas como la tiroiditis subaguda, el adenoma tóxico y el síndrome de bocio tóxico difuso. La principal aplicación de la tiroglobulina es en el seguimiento. La detección de niveles postoperatorios elevados o en ascenso indica la persistencia tumoral o metástasis. En general, tras la tiroidectomía los niveles de tiroglobulina deben ser indetectables.
ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO: El CEA es una glucoproteína de elevado peso molecular (180 kD) presente en la membrana citoplasmática de numerosas células glandulares. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 5 ng/ml, si bien el 7-8 % de los individuos fumadores pueden presentar concentraciones ligeramente superiores (< 8-10 ng/ml). Niveles superiores a la normalidad, aunque en general inferiores a 15 ng/ml, pueden detectarse en pacientes con enfermedades pulmonares o hepáticas crónicas, insuficiencia renal, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. El CEA puede considerarse un marcador tumoral de amplio espectro, siendo empleado en la mayoría de las neoplasias epiteliales: neoplasias digestivas (colon, recto, estómago, páncreas), mamarias, pulmonares, tumores de cabeza y cuello, neoplasias ginecológicas (endometrio, cérvix), entre otras. La principal aplicación del CEA es en el carcinoma colorrectal, en el que muestra una sensibilidad relacionada con el estadio de Dukes: 5-10 % en los estadios A, 40-50 % en los estadios B, 60-65 % en los estadios C y alrededor del 90 % en los estadios D. Las principales aplicaciones clínicas son en el pronóstico, el diagnóstico precoz de recidiva (sensibilidad del 80 %) y la monitorización terapéutica. En los demás tumores donde se emplea el CEA, suele tenerlas mismas aplicaciones, si bien con una menor sensibilidad.
ANTÍGENO CARBOHIDRATO 19-9: El CA 19-9 se ha identificado como un derivado siálico del grupo sanguíneo Lewis a . Se consideran normales las concentraciones inferiores a 37 U/ml. El CA 19-9 se incrementa en la insuficiencia renal y las hepatopatías (principalmente asociadas a colestasis). Su principal aplicación como marcador tumoral es en tumores digestivos, en especial el carcinoma de páncreas, en el que presenta una sensibilidad entre el 20 % en los tumores menores de 3 cm y el 85 % en los casos avanzados. El CA 19-9 también es útil en el carcinoma gástrico (sensibilidad del 27 % en enfermedad local y del 70 % en neoplasias avanzadas) en combinación con el CEA y el TAG-72, en neoplasias ováricas (carcinomas mucinosos e indiferenciados) en combinación con el CA 125, y en adenocarcinomas o carcinomas indiferenciados de células grandes pulmonares. En el cáncer colorrectal, algunos autores aconsejan su empleo junto con el CEA, si bien parece que el incremento de sensibilidad obtenido es escaso.
GLUCOPROTEÍNA TAG-72: Es una glucoproteína mucínica de elevado peso molecular. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 6 U/ml. Se detectan incrementos poco importantes de TAG-72 en un escaso porcentaje de pacientes con afecciones hepáticas y renales crónicas y enfermedades ginecológicas (quistes ováricos) y pulmonares. Su principal aplicación es el carcinoma gástrico, donde presenta una sensibilidad superior a la hallada con el CEA o el CA 19-9, oscilando entre el 10 y el 60 % según el estadio. También se pueden observar incrementos de TAG-72 en el carcinoma colorrectal, pulmonar (adenocarcinoma, carcinoma de células grandes) y ovárico.
ALFAFETOPROTEÍNA: La alfafetoproteína (AFP) es una glucoproteína (70 kd) con una composición proteica muy similar a la albúmina. Se consideran normales las concentraciones de AFP inferiores a 10 ng/ml. En enfermedades hepáticas, como la cirrosis y las hepatitis agudas y crónicas, pueden observarse niveles elevados de AFP, aunque rara vez superan los 50-75 ng/ml. La mayoría de los autores coinciden en considerar 100 ng/ml como un nivel que permite diferenciar entre el cáncer primitivo y las enfermedades benignas.
Por el contrario, hasta el 40-50 % de los carcinomas hepatocelulares tienen concentraciones de AFP superiores a estos límites. Sólo otras dos enfermedades pueden presentar estas concentraciones tan elevadas: la tirosinemia hereditaria y el carcinoma testicular. La determinación de AFP se emplea en el cáncer hepatocelular para el diagnóstico precoz en grupos de alto riesgo, y el control evolutivo. La determinación seriada de AFP permite diagnosticar entre el 20 y 30 % de los hepatocarcinomas, antes que otros métodos diagnósticos. La AFP se utiliza también en los tumores testiculares no seminomas, con una sensibilidad del 50-60 %. Suele emplearse en combinación con b-HGC (sensibilidad del 40-45 %), alcanzando entonces una sensibilidad del 75-85 %.
MUCINAS EN EL CÁNCER DE MAMA: En los últimos años se han identificado diversos antígenos mediante anticuerpos monoclonales dirigidos frente a glucoproteínas que pertenecen a las mucinas: el antígeno carbohidrato 153, el antígeno mucínico asociado al cáncer de mama (MCA) y el antígeno carbohidrato 549 (CA 549). Todos estos antígenos tienen en común su especificidad de órgano (con incrementos importantes en carcinomas mamarios y ováricos), su elevado peso molecular, contenido en hidratos de carbono y elevada densidad. Dadas su semejanza estructural y la similar sensibilidad y especificidad, algunos autores consideren que estos anticuerpos detectan epítopos distintos de un antígeno común. Se consideran normales los valores inferiores a 35 U/ml para el CA 15-3 y 13 U/ml para el MCA y el CA 549. Concentraciones séricas superiores a dichos niveles pueden aparecer en enfermedades hepáticas crónicas y en la insuficiencia renal. La sensibilidad de estos marcadores tumorales en el cáncer de mama oscila entre el 25-30 % en los tumores locorregionales y el 75-85 % en los tumores metastásicos. La principal aplicación de estos marcadores tumorales es en el diagnóstico precoz de recidiva y en el control evolutivo. El CA 15-3 es el primer signo de recidiva tumoral en el 50 % de las pacientes con metástasis. La combinación de CEA y CA 15-3 permite diagnosticar precozmente el 65 % de las recidivas tumorales. Incrementos séricos de estas mucinas pueden observarse en otras neoplasias, principalmente ováricas (sensibilidad del 50 %) y pulmonares (adenocarcinomas y carcinomas indiferenciados de células grandes).
ONCOPROTEÍNA C-erb B2 O Her-2-neu: El oncogén C-erb B2, localizado en el cromosoma 17, codifica una proteína de 180 kD situada en la membrana citoplasmática, que presenta una gran homología con el receptor de crecimiento epidérmico. En el 30-35 % de los carcinomas mamarios y ováricos se detecta amplificación y sobreexpresión de este oncogén. En sangre es posible detectar parte de la oncoproteína (100 kD) inducida por este oncogén. Se consideran normales valores inferiores a 15 U/ml. Incrementos séricos más moderados pueden detectarse en pacientes con procesos hepáticos crónicos o metástasis hepáticas de tumores no productores de esta oncoproteína. El c-erb B2 puede ser un marcador tumoral de interés en neoplasias mamarias ováricas, prostáticas y pulmonares (adenocarcinomas). Su sensibilidad suele ser inferior a la obtenida con otros marcadores tumorales en estadios tanto iniciales (10 %) como avanzados (40 %). Su principal aplicación es como indicador pronóstico, en la detección precoz de recidiva y en el control evolutivo.
FRACCIÓN b DE LA HORMONA GONADOTROPINA CORIÓNICA: La HGC es una hormona glucoproteica sintetizada por las células sincitiotrofoblásticas de la placenta, formada por dos subunidades, a y b, con un peso molecular de 15 y 22 kD, respectivamente. Las concentraciones séricas de esta hormona son inferiores a la sensibilidad del método (< 2 mU/ml), en ausencia de gestación. La b-HGC es un marcador tumoral ideal en tumores trofoblásticos gestacionales (mola hidatiforme, coriocarcinoma) y en tumores testiculares (v. Alfafetoproteína), siendo útil en el diagnóstico (sospecha ante niveles superiores a los correspondientes al tiempo de gestación o persistencia o incremento tras un embarazo a término o un aborto), el pronóstico, la detección precoz de recidiva, la monitorización terapéutica, la evaluación de la resistencia al tratamiento y la duración de la quimioterapia (el doble de tiempo que la b-HGC tardó en normalizarse). Tras la evacuación del tejido molar, los niveles de b-HGC deben normalizarse.
ANTÍGENO CARBOHIDRATO 125: El CA 125 es una mucina de elevado peso molecular, aislada en adenocarcinomas ováricos y producida en condiciones normales por los mesotelios y estructuras derivadas de los conductos de Müller. Los valores normales en suero son inferiores a 37 U/ml. Niveles superiores de CA 125 pueden detectarse en endometriosis, insuficiencia renal, tuberculosis y procesos que afecten el mesotelio (peritonitis), principalmente en los asociados a derrames, en los que se detectan concentraciones similares a las halladas en neoplasias ováricas. El CA 125 es un marcador tumoral muy útil en los carcinomas ováricos (excluyendo los carcinomas mucinosos), con una sensibilidad que oscila entre el 50 y el 95 % en función del estadio. Su determinación es de ayuda en el diagnóstico, el pronóstico, la detección precoz de recidiva (primer signo de sospecha en el 85 % de las pacientes) y la monitorización terapéutica. Pueden detectarse también incrementos séricos de CA 125, aunque cuantitativamente mucho menores, en otras neoplasias ginecológicas, sobre todo en los carcinomas endometriales (sensibilidad del 40-50 %) y en neoplasias de pulmón (adenocarcinomas y carcinomas indiferenciados de células grandes).
CA 15-3: el CA 15-3 se usa principalmente para la observación de pacientes con cáncer del seno. Los niveles elevados en la sangre se reportan en menos del 10% de los pacientes con una etapa temprana de la enfermedad, mientras que se detectan en alrededor de 70% de aquéllos con un estado avanzado de la misma. Los niveles por lo general bajan enseguida de que el tratamiento comienza a surtir efecto, aunque pueden subir durante las primeras semanas tras su inicio, como consecuencia de las células cancerosas que mueren diseminando su contenido en el torrente sanguíneo. El nivel normal por lo general es menor a 25 U/mL (unidades/mililitro), dependiendo del laboratorio. Pero las mujeres que no tienen cáncer, algunas veces pueden presentar niveles tan altos como de 100 U/mL. Los niveles de este marcador pueden también ser más elevados en otros cánceres y en algunas condiciones no cancerosas, como tumores benignos del seno y hepatitis.
ANTÍGENO SCC: Este antígeno se asocia a los carcinomas escamosos. Sus valores normales llegan hasta 2,75 ng/ml. Los resultados falsos positivos se asocian a insuficiencia renal, psoriasis, pénfigo, eccemas y neumopatías (tuberculosis). El scc es un marcador tumoral de las neoplasias epidermoides, principalmente de cérvix, pulmón, laringe y ano, siendo de interés como indicador pronóstico, en la detección precoz de recidiva y en la monitorización terapéutica. En pacientes con cáncer de cérvix, la sensibilidad del scc se relaciona con el estadio, oscilando entre el 16-31 % en el estadio I y/o del 90 % en el estadio IV. Su principal utilidad en esta neoplasia es como indicador precoz de recidiva, con incrementos continuos previos al diagnóstico en el 80 % de las pacientes, oscilando el intervalo entre primer incremento y recidiva entre 1 y 14 meses.
ENOLASA ESPECÍFICA NEURONAL: Esta isoenzima g de la enolasa, se halla presente principalmente en las células neuronales y neuroendocrinas. Los valores normales son inferiores a 15 mg/l, detectándose incrementos moderados (< 25-30 mg/l) en pacientes con neumopatías (principalmente infecciosas) e insuficiencia renal. La enolasa específica neuronal se emplea como marcador tumoral en tumores neuroendocrinos: neuroblastoma, tumor carcinoide, gastrinoma o tumor de Wilms, así como en algunos sarcomas y en carcinomas indiferenciados de células pequeñas de pulmón, con una sensibilidad del 30-40 % en los estadios intratorácicos y del 70-80 % en los estadios extratorácicos. Pueden detectarse incrementos moderados en otros tipos histológicos de carcinoma broncopulmonar.
ANTÍGENO PROSTÁTICO ESPECÍFICO: El PSA es una glucoproteína de 33 kD, sintetizada principalmente por las células epiteliales de la próstata. Se consideran normales concentraciones séricas inferiores a 4 ng/ml, si bien varían en función del tamaño de la próstata y la edad. Algunos autores consideran normales las concentraciones inferiores a 2,5 ng/ml en hombres menores de 49 años y a 6,5 ng/ml en hombres de más de 70 años. Pueden detectarse valores superiores en aproximadamente el 20 % de los pacientes con hiperplasia benigna de próstata o prostatitis. La sensibilidad del PSA en pacientes con carcinoma prostático oscila entre el 17 % en los estadios A y el 90 % en los estadios D. El PSA es un marcador tumoral útil en el diagnóstico, el pronóstico, el diagnóstico precoz de recidiva y el control evolutivo. En los pacientes prostatectomizados, la persistencia de niveles detectables 1 mes después de la intervención indica la persistencia de tumor residual. En los últimos años se ha preconizado el empleo del PSA en individuos mayores de 50-55 años, junto con el tacto rectal, en el diagnóstico precoz del cáncer de próstata. En los pacientes con PSA y tacto rectal positivo se recomienda biopsia prostática. En los casos con tacto rectal negativo, PSA positivo y densidad de PSA (cociente entre PSA y volumen de la próstata medido por ecografía transrectal) superior a 0,15 se recomienda también la biopsia prostática. En los pacientes con niveles normales o con un cociente inferior a 0,16 y tacto rectal normal se recomienda control anual. Recientemente se ha descrito que el PSA circula en la sangre unido en su mayor parte a proteínas inhibidoras de las proteasas, entre las que destacan la a 1 -antiquimiotripsina y la a 2 -macroglobulina, permaneciendo libre sólo una pequeña fracción de PSA. La proporción de PSA libre es mayor en los pacientes con hiperplasia benigna de próstata que en aquellos con cáncer de próstata, por lo que su determinación tendría utilidad en el diagnóstico del cáncer de próstata
FOSFATASA ÁCIDA PROSTÁTICA: La fosfatasa ácida prostática es una isoenzima localizada principalmente en la próstata, si bien puede detectarse también en menor cantidad en leucocitos, páncreas, bazo y vesícula biliar. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 4 ng/ml. Al igual que el PSA, la fosfatasa ácida prostática no es específica del cáncer de próstata y pueden detectarse niveles elevados en alrededor del 15 % de los pacientes con adenoma prostático o prostatitis. Su sensibilidad oscila entre el 15 % en el estadio A y el 80 % en el estadio D. La sensibilidad de la fosfatasa ácida prostática es inferior a la del PSA, por lo que su empleo como marcador tumoral está disminuyendo.
ANTÍGENO POLIPEPTÍDICO TISULAR: Fue el primer marcador tumoral descrito, identificado como un componente de las citoqueratinas 8, 18 y 19. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 80 U/ml. Pueden detectarse falsos incrementos en numerosos, procesos benignos, principalmente asociados a infecciones bacterianas, hepatopatías (colestasis, hepatitis) o insuficiencia renal. Su empleo como marcador tumoral se centra principalmente como indicador pronóstico y en la monitorización terapéutica de la mayoría de las neoplasias epiteliales, en general como complemento de otros marcadores tumorales.
ANTÍGENO POLIPEPTÍDICO TISULAR ESPECÍFICO Es una fracción del antígeno polipeptídico tisular, obtenido a través de su purificación, y (teóricamente) con mayor especificidad. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 100 U/ml. Los falsos positivos, al igual que los tumores donde se emplea, son los mismos que los descritos para el antígeno polipeptídico tisular.
ÁCIDO 5-HIDROXIINDOLÁCETICO: Los tumores carcinoides se caracterizan por la producción de elevadas concentraciones de serotonina (5-hidro-xitriptamina) a partir del triptófano. El ácido 5-hidroxiin-dolácetico (5-HIA) en la orina es empleado para la monitorización y el diagnóstico de esta enfermedad. La excreción normal de 5-HIA es de 1-5 mg/24 horas. En tumores carcinoides, principalmente en los casos con metástasis, pueden detectarse cifras de hasta 350 mg/24 horas. Para evitar falsos positivos es importante que el paciente no tome fármacos en las 72 horas previas al estudio, ni ingiera plátanos, frutos secos o piña.

LO NUEVO EN LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS MARCADORES TUMORALES
Debido a que es importante detectar el cáncer en su etapa inicial para poder realizar su seguimiento durante o después del tratamiento, aún se están buscando nuevos marcadores tumorales. Pero a medida que los médicos aprenden más sobre el cáncer, se ha hecho aparente que el nivel de una sola proteína o alguna otra sustancia en la sangre puede que no sea el mejor marcador para la enfermedad.
Los investigadores están empezando a concentrar su atención en los marcadores genéticos para detectar el cáncer. Sabemos que la mayoría de los cánceres presentan cambios en su ADN, las moléculas que dirigen las funciones de todas las células. Al estar en busca de cambios en el ADN en la sangre, las heces fecales o la orina, puede que los científicos tengan la capacidad de detectar los cánceres en etapas muy tempranas. El estudio de cambios en los patrones del ADN (conocido como genómica) es propenso a demostrar más utilidad que el estar en busca de un cambio del ADN solo.
Otro enfoque es conocido como la proteómica. Esta técnica observa el patrón de todas las proteínas en la sangre (en lugar de observar niveles proteínicos individuales). Nuevos equipos o sistemas de detección permiten a los médicos observar miles de proteínas a la vez. No es probable que dicha prueba se utilice en el consultorio del médico, pero puede ayudar a los investigadores a enfocar la atención a los niveles de proteína que sean importantes para un tipo de cáncer en particular. Esta información puede luego usarse para desarrollar un análisis sanguíneo que sólo observe estas proteínas importantes.
Estos métodos recientes de prueba aún están en sus etapas iniciales de desarrollo. Muy pocos de ellos se usan de rutina en la actualidad. A continuación se presentan los nuevos avances para varios cánceres comunes:
Cáncer de la vejiga: los investigadores han estado en busca de maneras de detectar recurrencias del cáncer de la vejiga mediante el análisis de la orina. Hasta la fecha, el análisis del ADN en la orina ha resultado ser muy efectivo. De hecho, las pruebas pueden detectar la recurrencia del cáncer antes de que los médicos puedan verlo directamente en la vejiga mediante una cistoscopia.
Cáncer del seno: las células cancerosas del seno probablemente se dispersan en la sangre, incluso en las etapas iniciales de la enfermedad. Los investigadores han encontrado moléculas anormales de ADN  de estas células en la sangre de pacientes con cáncer del seno. Alrededor de la mitad de los pacientes incluso en la etapa inicial de cáncer del seno presentan células cancerosas en su sangre. Los investigadores están tratando de determinar si la presencia de estas células puede ayudar a predecir la perspectiva de la persona.
Pruebas genéticas recientes ayudan a determinar si las mujeres son propensas a tener recurrencia después del tratamiento inicial, y si podrían beneficiarse de terapia hormonal adyuvante (adicional) o quimioterapia. La prueba de Oncotipo DX, en la cual se observan 21 genes específicos en una muestra de cáncer del seno, está siendo usada ahora por algunos médicos para estos propósitos, así como otras pruebas están siendo estudiadas.


Cáncer del seno: las células cancerosas del seno probablemente se dispersan en la sangre, incluso en las etapas iniciales de la enfermedad. Los investigadores han encontrado moléculas anormales de ADN  de estas células en la sangre de pacientes con cáncer del seno. Alrededor de la mitad de los pacientes incluso en la etapa inicial de cáncer del seno presentan células cancerosas en su sangre. Los investigadores están tratando de determinar si la presencia de estas células puede ayudar a predecir la perspectiva de la persona.
Pruebas genéticas recientes ayudan a determinar si las mujeres son propensas a tener recurrencia después del tratamiento inicial, y si podrían beneficiarse de terapia hormonal adyuvante (adicional) o quimioterapia. La prueba de Oncotipo DX, en la cual se observan 21 genes específicos en una muestra de cáncer del seno, está siendo usada ahora por algunos médicos para estos propósitos, así como otras pruebas están siendo estudiadas.
Cáncer colorrectal: la mayoría de los cánceres colorrectales presentan cambios en genes como APC, k-ras y p53. En estudios nuevos se han encontrado anormalidades en las moléculas de ADN en las heces fecales de pacientes con cáncer colorrectal en su etapa inicial. El analizar las muestras de heces para los cambios del ADN puede demostrar ser una forma eficiente de detectar esta enfermedad.
En otros estudios se han encontrado cambios de ADN en la sangre de los pacientes con cáncer colorrectal en su etapa inicial. La observación del número de secuencias repetidas en el ADN (conocido como inestabilidad microsatelital) puede dar pistas a los médicos sobre cuán bien funcionaría el tratamiento.
Cáncer del pulmón: estudios han encontrado niveles altos de ADN en la sangre de pacientes con cáncer del pulmón mientras que pruebas más sensibles han podido detectar ADN anormal en su sangre. Estas anormalidades en el ADN también se han detectado en el esputo (saliva/flema) de pacientes con cáncer del pulmón en su etapa inicial. Los médicos consideran que un día ésta podría ser una manera adecuada para detectar el cáncer del pulmón en su etapa inicial en pacientes que presentan un alto riesgo de desarrollar la enfermedad.
Cáncer del hígado: el gen denominado p53 comúnmente presenta anormalidad en los cánceres hepáticos. Esta anormalidad puede detectarse en el ADN circulante mediante análisis sanguíneos de pacientes con este cáncer. Aún no es claro cuán útil podrá ser esto.
Melanoma: en pacientes con melanoma avanzado, se encuentran pequeñas cantidades de células del melanoma circulando en la sangre. Estas células pueden detectarse al analizar el material genético responsable de la producción de una proteína en específico. Esto puede demostrar ser una forma eficaz de determinar qué tan avanzado es el melanoma en una persona y si está respondiendo al tratamiento. Se requieren de más estudios.
Cánceres de la cavidad oral: es posible la detección de ADN anormal en muestras de saliva de personas con estos cánceres. Esto podría conformar una manera efectiva de detectar la enfermedad en etapa inicial en personas con alto riesgo, o que han sido tratadas contra estos cánceres. Se está llevando a cabo investigación sobre esta técnica.
Cáncer de los ovarios: se están estudiando varios análisis de la sangre para la detección temprana de este cáncer. El más efectivo parece ser el uso de patrones de proteínas en la sangre del paciente. Este método, llamado proteómica, ha demostrado resultados un tanto prometedores en la detección del cáncer en mujeres con la enfermedad en etapa inicial. Se requieren de estudios a mayor escala que confirmen estos resultados antes de que sean ampliamente aceptados como prueba de detección.
Se está estudiando el uso del CA 125, en combinación con estudios por imágenes, como prueba de detección del cáncer ovárico.
Cáncer de la próstata: se está llevando a cabo un estudio clínico importante para determinar el valor de la prueba de PSA para la detección del cáncer de la próstata. No se cuentan con versiones más recientes de esta prueba que estudien de forma específica ciertas partes de PSA, como el PSA libre o PSA en complejo, lo cual puede proporcionar información de mayor utilidad. Los médicos también están estudiando la utilidad de observar el cambio de los niveles de PSA a través del tiempo, en lugar de enfocarse en sólo un resultado de análisis. Estos enfoques más recientes en el uso de PSA están siendo estudiados.
Tales enfoques también pretenden observar los patrones de proteína dentro de la sangre como una forma de detectar la enfermedad en sus etapas iniciales. Otras pruebas nuevas están en busca de proteínas o genes en particular para tratar de determinar cuáles cánceres de la próstata son propensos a ser agresivos (y por lo tanto que requieren de tratamiento) y cuáles son propensos a crecer más lentamente (y por lo mismo, que solo requieran ser observados con atención).
La mayoría de estos métodos nuevos para la detección del cáncer aún están en su etapa experimental. Se están llevando a cabo más estudios para determinar qué tan útiles serán.

BIBLIOGRAFIA
Recursos adicionales Información de la Sociedad Americana del Cáncer
La información a continuación puede también serle de utilidad. Estos materiales pueden solicitarse llamando a nuestra línea gratuita 1-800-227-2345.


Organizaciones nacionales y sitios en Internet*

Además de la Sociedad Americana del Cáncer, las siguientes fuentes de información están disponibles*:

National Cancer Institute Teléfono: 1-800-CANCER (1-800-422-6237). Asistencia disponible en español Dirección en Internet: www.cancer.gov 

*La inclusión en esta lista no implica respaldo por parte de la Sociedad Americana del Cáncer.


Referencias

Associated Regional and University Pathologists (ARUP) Laboratories. ARUP's Guide to Clinical Laboratory Testing.
Disponible en: www.aruplab.com/testing/lab_testing.jsp. Accedido el 12 de diciembre de 2005.

Bigbee W, Herberman RB. Tumor markers and immunodiagnosis. En: Kufe DW, Pollock RE, Weichselbaum RR, Bast RC, Gansler TS, Holland JF, Frei E III, eds. Cancer Medicine. 6th ed. Hamilton, Ontario: BC Decker; 2003: 209-220.

Lab Tests Online. Marcadores de tumores: 2005. Disponible en: http://labtestsonline.org/understanding/analytes/tumor_markers/glance.html. Accedido el 12 de diciembre de 2005.

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Última revisión:  16-Abr.-2006







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